Perdiendo lentamente la fe y la esperanza,
Vengo hoy implorando de rodillas ante ti,
Postergando mi vida a la triste desconfianza,
Que me arrebates la vida antes de ver caer la luna.
Que no evoques a nadie quien fui, quien sere.
Y nunca concedas que mi dolor sea mi herencia.
No supe pelear para vivir y algun dia entendere,
Porque en mi corazon siempre se perpetuo la ausencia.
Envenenada y corrompida por años mi mente se sostuvo,
Como la dama revestida de negro que cae en acto de guerra,
A quien la flecha engarza mientras que el libro se cierra,
Un alma que a pesar de ser agraviada siempre se contuvo.
Humillada y fragmentada vengo hoy ante ti,
Cargando lagrimas que pesan mas que piedras.
Inocente y cabizbaja me entierro debajo de ti,
Seis metros es poco, te permito lo que quieras.
Quiero que las hojas del otoño sean mi imperecedera lapida,
Donde no florezca mas que un vago y lejano recuerdo,
Aquella monotona figura que se perdia siempre adolorida,
De quien su mente y corazon estuvieron en desacuerdo.
Que en su ser jamas se esbozo una fragil sonrisa,
Aquellas que siempre nos inspiran inocencia y ternura,
Y que al final del dia nos recuerdan la agraciada brisa,
Que no mantiene en sus aposentos una sola hendidura.
No te podre contar mas alla de lo que ves,
Mi vida jamas se valio del intangible amor.
Pero no sera necesario, pues hoy te pido un favor...
Olvidame tu tambien.
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