19.6.10

Ámbar



Me perdía completamente en el ámbar.
Mientras cada gota rompía violentamente,
y el eco resonaba casi majestuosamente,
se formaba una lucha, sin poderse acabar.

Y el deseo de reunirme, se cumplía en mi presente,
mientras una inmensa orquesta de luz y de sonido,
nos envolvía en un ambiente solitario y consabido,
lejos del dolor que antes habitaba en mi mente.

Cuanto tiempo duro, si no es que una eternidad?
Habrías de preguntarte como contemplo el tiempo,
cuando a tu lado, se postra ante mi el cielo entero,
y es tu sonrisa la que me eleva, estando presente la tempestad.

Es que, es quizás acaso posible medir semejante dicha?
A falta de pruebas, diré que mi argumento es razonable,
y que es el preciso momento, el que me deja débil, y condenable
ante una mirada penetrante, increíblemente fuerte y deslumbrante.

Como una suave estela de luces, en el campo interminable ,
una quieta y dulce melodía, rompía con aquel pacto silencioso,
y reflejaba en tus ojos, mas de mil memorias llenas de un aire portentoso,
pero que a la vez me atrapaba en una prisión, sin salida alguna.

Y mientras corríamos descalzos, libres bajo la fria e interminable lluvia,
con el destino pisando nuestros talones, y sintiendo un lazo aun mas fuerte,
no podía evitar aun, el seguir perdido en aquel ámbar, hermoso e inerte,
y el reflejo que brillaba, ahora resplandecía completamente ante mis ojos.

Todavía aun rodeado de un benigno ambiente del que no podía escapar,
una infinita cascada de brillantes luceros, envolvía nuestro derredor,
llevándonos completamente a un mundo paralelo, y abrasador,
desvaneciendo el camino atrás, como una piedra cerca a impactar.

Mientras un sonido frio pero acogedor paseaba por mi relajada mente,
seguía aun suspendido de tus suaves manos, decidido a nunca dejarme ir,
mas aun, todavía no entendía como podía existir lazo tan fuerte como aquel,
y el sentimiento que este mismo causaba, como algo casi fuera de este mundo.

Lentamente, nos dejábamos caer mas y mas profundo aun,
pero ahora que siempre entrelazadas estarían nuestras almas,
y con un acompañante, solo semejante al del viento y las palmas,
no había de que preocuparse, o porque derramar una sola lagrima.

En este túnel eterno, lleno de melodías, lluvia y luceros,
a tu lado quisiera volar por cada segundo de caída.

Y mas aun, sigo perdido en este ámbar...