Al principio no lo pude ver. Estaba rodeado de este palido muro que no me dejaba ver la realidad. Separaba nuestros mundos, dejandonos ver a traves de un pequeño agujero que apenas alcanzaba a dejarme ver tu sonrisa. Como pude ser tan ciego? Ciego, acaso? O tonto? Tonto porque a pesar que sabia que ahi estabas, detras de ese muro, y yo teniendo el poder de escalarlo, costandome lo que me tuviera que costar, no lo hize.
Mi unico amigo era el tiempo. Yo creia hablar con el todos los dias, contarle lo triste que estaba por no tener a nadie a mi lado, por ser perseguido por fantasmas que buscaban mentirme en la cara y salirse sin siquiera pedir perdon. Un dia de otoño, caminando a lado del muro, pase junto a ese pequeño agujero por el cual solia verte. Por pura curiosidad me asome aver si estarias ahi. Grande fue mi depresion al ver que otra vez no estabas. Que habia pasado contigo? Acaso estaba persiguiendo a un fantasma, o en verdad eras tu, la dama que se robaba mis 5 sentidos? Esa dama, siempre vestida de blanco, mostrando nada mas que pureza, con el cabello ondeando con la suave brisa del viento, silbando canciones a lo largo del muro. Cuanta belleza en una persona!
Los dias pasaban, tu figura seguia desaparecida. Mis ganas de volverte a ver cada vez disminuian, ya que me hacia la idea de que no existias, de que solo fuiste una imagen en mi mente. Nuevamente volvi a pasar cerca de ese pequeño orificio en la pared. Esta vez nisiquiera me asome a ver si estabas. Pero al pasarlo, senti un jalon en mi pie izquierdo, tan fuerte que cai de bruces en el suelo. Todo se volvio borroso, y me perdi en un sueño, siendo la ultima imagen que recuerdo, una pequeña cara observandome fijamente. Desperte acostado a la sombra de un arbol. No podia recordar nada, excepto ese rostro que vi antes de perder el conocimiento. Me preguntaba yo: Que habia pasado? A quien pertenecia la figura que vi?

Esta vez, mientras caminaba, entre las hojas completamente secas, la vi parada bajo un arbol, con las manos entrelazadas, y observandome fijamente. Tenia puesto ese brillante vestido blanco con el que siempre la habia visto. No podia creer lo que veia. Tan sencilla, sin necesidad de llamar mi atencion.
-Al fin te encuentro pequeño. -Me dijo ella en cuanto me le acerque.-Quien eres tu? -Le pregunte en un tono altisonante, como si estuviera molesto.
-Vaya que eres lento. Pense que despues de la ultima vez que te vi entenderias quien soy y a que vengo. -Me contesto-, quizas necesites un poco mas de tiempo.
Dicho esto se volteo, y empezo a correr, y aunque yo gritaba desesperadamente tras ella, el cansancio no me permitio alcanzarla, y suspirando me detuve y observe como se perdia en la neblina que acostumbraba cubrir los campos en las mañanas de invierno.

El pasto era suave. Curiosamente, parecia un soleado dia de primavera, el frio habia desaparecido totalmente. El sol se escondia en el horizonte, y a pocos metros de distancia corria hacia mi una persona, con un vestido blanco con encaje, y una mirada que nunca antes habia visto.
-Ves? Solo tenias que poner un poco de ti. Yo aqui siempre estuve esperandote. Pensando en ti todos los dias, y observandote desde cualquier lugar que podia. Pense que no me veias, y por eso quize ayudarte.
Una sonrisa se dibujo en mi cara. Me dio la mano para ayudarme a levantarme, y me abrazo. Tomo mi mano y me llevo en direccion al sol, adonde nuestros pies nos llevaran. Al fin todas mis preguntas habian sido contestadas...
Hermosa historia, si no nos podemos quedar siempre en la duda de las cosas tenemos que actuar aunque a veces sea sin tener mcha idea de que es lo que hacemos o el porqué pero siempre seguros que algún día lo sabremos, necesitamos esa dosis de locara para poder salir de la rutinaria vida y hacer de esto un jardín hermoso como el de tu personaje...
ResponderEliminarMuy bueno la verdad
Desde mí rincón de melancolía te saludo
El Peregrino